La psicóloga española Gema Martín es la nueva magdalena de Proust. Tres años atrás hizo un experimento con nueve chimpancés y cinco orangutanes en cuatro habitaciones. Uno por uno, los simios se encontraban ante un plátano fuera de su alcance en una habitación y Martín les mostraba un par de herramientas: una corta e inútil para coger la fruta y otra larga e idónea para obtener el premio. Tras esconderlas en las otras habitaciones, los animales las buscaban, probaban y con la herramienta larga lograban comer el plátano. Hicieron el experimento cuatro veces. Tres años después, sin haber repetido el juego en todo ese tiempo, los simios volvieron a las habitaciones. Como con la magdalena de Proust, al ver a Martín, el escenario y el plátano, todos los animales excepto un orangután fueron en busca de las herramientas al mismo lugar en el que estaban tres años atrás, esta vez sin habérselas enseñado antes. En cinco segundos las tenían en sus manos. Aparentemente, recordaban el experimento. Otros animales utilizados como control, que no habían participado en el primer experimento, no fueron a buscar las herramientas.
viernes, 19 de julio de 2013
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Se demuestra que los chimpancés pueden recordar experiencias vividas hace años
La psicóloga española Gema Martín es la nueva magdalena de Proust. Tres años atrás hizo un experimento con nueve chimpancés y cinco orangutanes en cuatro habitaciones. Uno por uno, los simios se encontraban ante un plátano fuera de su alcance en una habitación y Martín les mostraba un par de herramientas: una corta e inútil para coger la fruta y otra larga e idónea para obtener el premio. Tras esconderlas en las otras habitaciones, los animales las buscaban, probaban y con la herramienta larga lograban comer el plátano. Hicieron el experimento cuatro veces. Tres años después, sin haber repetido el juego en todo ese tiempo, los simios volvieron a las habitaciones. Como con la magdalena de Proust, al ver a Martín, el escenario y el plátano, todos los animales excepto un orangután fueron en busca de las herramientas al mismo lugar en el que estaban tres años atrás, esta vez sin habérselas enseñado antes. En cinco segundos las tenían en sus manos. Aparentemente, recordaban el experimento. Otros animales utilizados como control, que no habían participado en el primer experimento, no fueron a buscar las herramientas.
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