New
.jpg)
El nuevo bisturí, bautizado iKnife por sus creadores, es en realidad un electrobisturí, que transforma energía eléctrica en calor para cortar tejidos blandos. En este proceso, los tejidos alcanzan temperaturas muy elevadas y de ellos sale, literalmente, humo. El iKnife absorbe las moléculas de ese humo y las envía a un espectrómetro de masas, un aparato que analiza los ingredientes del humo, diferentes en función de si es un tejido sano o canceroso. Los vapores de cada tejido tienen una huella química aparentemente inconfundible. “Todavía es un aparato experimental, pero creo que podría llegar a los hospitales en dos o tres años”, explica el inventor de este bisturí inteligente, el químico húngaro Zoltán Takáts. Actualmente, los cirujanos extirpan el cáncer junto con un reborde de tejido sano para intentar garantizar la extracción total del tumor, pero los fallos son habituales. En caso de duda, el cirujano puede enviar el reborde de tejido a analizar en busca de células cancerosas, pero este proceso implica mantener al paciente bajo anestesia durante una media hora hasta que llegan los resultados. 3.000 tejidos humanos El iKnife elimina todas estas complicaciones y reduce el proceso a un análisis de tres segundos. Los primeros prototipos cuestan entre 200.000 y 300.000 euros cada uno, según Takáts, de la Escuela Imperial de Londres, una de las mejores universidades del mundo. La patente pertenece a la empresa húngara MediMass. La primera prueba del bisturí inteligente en seres humanos, cuyos resultados se publican hoy en la revista Science Translational Medicine, ha conseguido diagnosticar tejidos de 91 pacientes con un 100% de precisión. En uno de los casos descritos, un hombre de 69 años entró en quirófano con un tumor sin clasificar en tráquea, bronquios y pulmones. En tres segundos, el iKnife
No hay comentarios:
Publicar un comentario