La primera vez que visité a los hombres jaula de Hong Kong fue en 1998. Uno de los apartamentos de un viejo edificio de la calle Fuk Tsun, en el barrio de Mongkok, había sido dividido en un centenar de celdas enrejadas de tres metros cuadrados cada una. Ancianos, parados y dementes se acurrucaban en sus pequeños cubículos, formando una surrealista pajarería humana. Peter Zheung, que ocupaba una de aquellas viviendas, había llegado dos años antes tras un accidente que le costó una pierna y su trabajo. "Mi silla de ruedas y yo no hemos salido de este lugar desde entonces", contaba. "Si me marcho, le darán mi jaula a otro".
Los hombres jaula siguen siendo, 14 años después, uno de los secretos peor guardados de Hong Kong. La falta de espacio, los precios prohibitivos de la vivienda y la codicia de quienes tienen una en propiedad han prolongado una indignidad que hoy viven cerca de 100.000 personas, según organizaciones sociales locales. Las autoridades no han querido o sabido evitar que uno de los lugares más prósperos del mundo tenga a una parte de su población viviendo en condiciones que no pasarían la inspección de una agencia protectora de animales.
domingo, 14 de octubre de 2012
New
Vivir en una jaula
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario