Si uno piensa en el futuro de la informática en los próximos años, probablemente le vendrá a la cabeza la consolidación de las tabletas táctiles o las gafas que está desarrollando Google. Pocos pensarán en el tradicional Windows, los teclados y los ratones.
La una vez todopoderosa Microsoft necesita reinventarse. Windows 8, el nuevo sistema operativo que la compañía lanza este viernes, es su apuesta para ello y el cambio más radical que ha sufrido en prácticamente 20 años, desde que el popular Windows 95 vio la luz.
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